Inmigrantes en el tren de La Bestia a Estados Unidos.

Los inmigrantes exponen su vida y su integridad en el tren conocido como "La Bestia", la opción menos mala, en la inmigración de América Central a USA vía México.
El progresivo chantaje de las bandas delincuentes en los países centroamericanos y la degradación y secuestro de los cárteles mexicanos hacen del tren "La Bestia" el medio más perceptible y menos frágil.
Recientemente, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y su promesa de edificar un muro fronterizo con México asimismo ha puesto en riesgo la continuidad de este tren.
Fuente: Univision Noticias
Un viaje sin retorno
En el sur de México, hacinadas en un cobijo, un pequeño conjunto de mujeres de Honduras y El Salvador procuran recobrar su fuerza pese al conocimiento de la violencia de las pandillas callejeras y la pobreza extrema agobiada en su país.
"No podemos regresar atrás y ahora no podemos ir más allá", afirmó Natalia, una hondureña de veinte años.
Tres historias concluyente como las de Alejandra y Francisco lanzan luz sobre la desgracia vivida por los pueblos de América Central.
Según el Observatorio de Violencia de la Universidad Nacional Autónoma, las bandas delincuentes hondureñas matan a un promedio de diecinueve personas al día y, entre otras muchas cosas, capacitan a los pequeños en el manejo de armas.
Durante años, la frontera de los USA ha sido notoriamente bastante difícil de cruzar. La tarántula es famosa por el peligro de caer a cargo de bandas delincuentes como el Cartel de Los Zetas, que practican la violación, el homicidio y demandan el rescate de los familiares de las víctimas que viven en USA, de forma frecuente con la complicidad de funcionarios sobornados. Este inconveniente tiene menos que ver con los controles fronterizos estadounidenses que con el comportamiento de las autoridades mexicanas.
La parte más obvia es eludir que los inmigrantes viajen en el vil tren de carga "La Bestia" que cruza México desde cerca de la frontera guatemalteca cara los USA y ha sido de forma tradicional la senda preferida por los más jóvenes pobres y frágiles. El gobierno mexicano ha anunciado que empezará a eludir que los inmigrantes se bajen del tren, puesto que los políticos estadounidenses se quejaron en voz alta de que México hizo la vista gordita frente a la ola de pequeños inmigrantes que cruzan el país. Ciertas imágenes más sorprendentes mostraban a bebés sobre el tren de "La Bestia". Los controles se comenzaron en los puntos donde se detiene el tren y acostumbran a abordar los migrantes, lugares como la estación en las viejas ruinas de Tenosique, cerca de la frontera con Guatemala, a unos cientos y cientos de metros del cobijo.
Fuente: actualité.rt.com
El gobierno mexicano: cerrarlo a los inmigrantes no es la solución
El gobierno mexicano jamás admitirá que su nueva política de cerrar el tren a los inmigrantes no tenga nada que ver con la presión de USA. El ministro del Interior de México, Miguel Ángel Osorio Chong, insistió: “Está desarrollado para resguardar los derechos y la integridad física de los extranjeros que pasan por el país. El tren es verdaderamente peligrosísimo. Cientos y cientos de inmigrantes perdieron la vida o bien sus extremidades tras desplomarse, así sea al procurar subir a bordo o bien al quedarse dormidos en el camino. Ciertos han sido desalojados por ladrones. La violación no es inusual. No obstante, los activistas inmigrantes afirman que pese a sus terrores, la senda del tren cuando menos sostiene a los inmigrantes perceptibles y, por tanto, algo menos frágiles. Esta es la opción menos mala.
"Esta no es una solución real", explica Fray Aurelio Montero. "Tal vez eso desaliente un tanto a ciertos inmigrantes, mas proseguirán llegando, y este género de acciones los fuerza a tomar sendas poco a poco más peligrosas que los hacen más frágiles a los delincuentes y la extorsión de los funcionarios". La opresión de los trenes va acompañada de una avalancha de nuevos puestos de control de inmigración en la zona fronteriza sur. Para activistas como Montero, la única solución es que el gobierno mexicano entregue a los inmigrantes centroamericanos algún género de documento que les deje viajar con libertad por el país en autobús, a salvo de las pandillas y sin abonar sobornos. . Acepta que esto es poquísimo probable.
La historia de Alejandro
Alejandra, otra de los muchos hondureños en el cobijo, escapó por poco de uno de los primeros puntos de control. Sin el hecho de que uno de los monjes franciscanos que dirigen el cobijo los detuviese a tiempo, y sus 3 acompañantes hubiesen agarrado sus enanas mochilas que contenían los artículos más esenciales y se hubiesen encontrado de manera directa en la mitad de un operativo dirigido por oficiales de inmigración con la apoyo de la policía federal y el ejército. La semana pasada, Alejandra suspiró aliviada de haber eludido prácticamente con certidumbre la deportación, mas aceptó que estaba interesadísima en hallar una forma opción alternativa de reiniciar su misión de lograr un trabajo en los USA.
Fuente: exodus.msf.org
Ella trataba de colectar dinero de familiares en los USA para poder abonar un billete de autobús y asimismo los sobornos precisos para pasar por alto los puntos de control. Su impaciencia brota de la necesidad de abonar el alquiler que demandan las pandillas en su distrito de la urbe de San Pedro Sula en Honduras. Ya antes de partir a Guatemala y después a México a inicios de agosto, afirmó que había negociado un plazo de 3 meses para mandar el dinero. "Si no envío el dinero para entonces, afirman que van a matar a mi hija, a mi madre y a mi hermano pequeño", afirmó. "Creí que iba a ir más veloz, por el hecho de que creí que podría subir al tren".
La historia de François
Eso es precisamente lo que hace Francisco, un hondureño del cobijo Tenosique. Sus inconvenientes empezaron el año pasado cuando la compañía de buses para la que trabajaba se negó a abonar el dinero de protección demandado por una enorme pandilla. Esto llevó a la matanza de 7 conductores de autobús. Otros 7 murieron un mes después. Francisco dejó su trabajo y se mudó a otro distrito, donde estaba presente exactamente la misma pandilla. Llevó a su familia a un pequeño pueblo rural, donde se percató de que era imposible ganar suficiente dinero para nutrirlos.
No podía trasladarse a una enorme urbe ni a ningún pueblo, afirmó, por miedo a ser descubierto por ciertos pandilleros que se dedican a hallar "traidores" que salen de sus territorios y que son considerados peligrosos por el hecho de que podrían dar información a sus contendientes. "Estoy en riesgo donde desee que vaya en Honduras y la policía jamás va a hacer nada a este respecto", afirmó mientras que teje una de las pulseras que vende para conseguir dinero. "¿Qué podemos hacer salvo irnos si nuestras autoridades no hacen nada para asistirnos?" "
Fuente de noticias: http://www.theguardian.com
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